lunes, 20 de mayo de 2019

Samuel Phillips Huntington




Samuel Phillips Huntington nació el 18 de abril de 1927 en la ciudad de Nueva York, hijo de Richard Thomas Huntington, periodista y editor, y de Dorothy Sanborn Phillips, escritora de novelas cortas. Samuel estudió en Stuyvesant High School, se graduó con honores en Yale College a los 18 años. Sirvió durante un corto período de tiempo en el Ejército de Tierra de los EE.UU., obtuvo un Máster en la Universidad de Chicago en 1948 y tres años más tarde se doctoró en la Universidad de Harvard, donde comenzó a impartir clases a sus 23 años. 

Su primer libro titulado The Soldier and the State: The Theory and Politics of Civil-Military Relations (”El soldado y el Estado: la teoría y la Política de las Relaciones Civiles-Militares”), lo publicó no sin gran controversia en 1957, al poner de relieve la interferencia de los asuntos militares en el ámbito político. El libro está, por una parte, inspirado en la destitución del general Douglas MacArthur por el presidente Harry Truman y, por otra, en los cuerpos de oficiales alabados por su comportamiento profesional, estable y  políticamente neutral. 

En 1959 la Universidad de Harvard no renovó el contrato a Samuel P. Huntington ni a su amigo Zbigniew Brzezinski. Ambos se incorporaron a la Universidad de Columbia en Nueva York, donde Huntington fue profesor asociado y subdirector del Instituto de Estudios de Guerra y Paz. En 1963 la Universidad de Harvard le invitó a que regresara con renovación del contrato. 

En 1964 escribió conjuntamente con Zbigniew Brzezinski, Political Power: USA-USSR (”Poder Político: EE.UU.-URSS”), un estudio en profundidad de la dinámica de la Guerra Fría y cómo el mundo podía funcionar con dos sistemas políticos inflexiblemente contrapuestos.

En 1965 Samuel Huntington conoció a Nancy Arkelyan, cuando ambos preparaban un discurso para Adlai Stevenson durante la campaña presidencial. Se casaron poco después. Tienen dos hijos del matrimonio, Nicholas y Timothy. En ese mismo año Huntington fue elegido fellow de la Academia de Artes y Ciencias de los EE.UU.

Desempeñó la cátedra de Asuntos Internacionales en la Universidad de Harvard durante dos períodos, de 1967 a 1969 y de 1970 a 1971. 

Durante la campaña de 1968, Huntington asesoró en política exterior a Hubert Humphrey, candidato demócrata a la Presidencia de los EE.UU. Tras la amarga derrota, fundo con Warren Manshel, rival político pero estrecho amigo, la publicación trimestral Foreign Policy, cuya dirección compartiría hasta 1977.

En 1969, cuando la guerra de Vietnam se hacía más violenta, Huntington publicó Political Order in Changing Societies (”Orden Político en las Sociedades de cambio”), un análisis de referencia del desarrollo político y económico del Tercer Mundo, considerado uno de los libros con más impacto entre los alumnos de Política comparativa. En él el autor denunciaba la falta de autoridad y orden político en el mundo, y se lamentaba de que no se considerase debidamente la forma de los regímenes políticos. Argumentaba que si el proceso de modernización social, que viene inevitablemente acompañado de desórdenes, no se integra en un proceso de transformación de las instituciones sociales y políticas, el resultado derivará probablemente en violencia.

En la década de los años ’70, asesoró a los gobiernos tanto de países democráticos como dictatoriales. En 1972 se reunió en Brasil con representantes del gobierno presidido por Emílio Garrastazu Médici, tercer presidente de la dictadura militar instaurada durante el golpe de 1964. En 1973 Huntington publicó el informe Approaches to Political Decompression, advirtiendo del riesgo de una democratización demasiado rápida de los nuevos gobiernos y abogando por una lenta transición a la democracia. Esta fue la senda seguida por Brasil que alcanzó la democracia en 1985 y de la que en cierta medida Huntington se vanagloriaba haber podido ayudar a su consecución, como declaró al tomar posesión de la presidencia de la Asociación de Ciencias Políticas en 1986.

En 1977 su amigo Zbigniew Brzezinski, que había sido nombrado Consejero Nacional de Seguridad por el presidente Jimmy Carter, le invitó a que desempeñara el puesto de Coordinador de Planificación de Seguridad en la Casa Blanca. Huntington permaneció en el cargo hasta finales de 1978.

Fue el director del Centro de Asuntos Internacionales de Harvard de 1978 a 1989. En 1980 fue nombrado miembro de la Comisión Presidencial de Estrategia Integrada a Largo Plazo.

En la década de los ’80 Huntington asesoró al gobierno sudafricano de P. H. Botha, quien se apropió de sus ideas para diseñar una estrategia total de reforma del apartheid y supresión de la residencia creciente. 

En 1986 Huntington fue nominado para formar parte como miembro de la Academia Nacional de Ciencias. Sin conocerlo, la totalidad de miembros admitió su nominación. Sin embargo, Serge Lang, profesor de Matemáticas en la Universidad de Yale, hizo campaña en contra del nombramiento de Huntington. Se repitió la votación por dos veces y Huntington fue rechazado. Lang apoyaba su posición en unos escritos del matemático Neal Koblitz que acusaba a Huntington de distorsionar las matemáticas para crear una pseudo-ciencia. Y Lang manifestaba que Huntington manipulaba los registros históricos para, mediante las pseudo-matemáticas, hacer convincentes sus conclusiones. A modo de ejemplo, Lang señalaba que no se podía concluir que en 1960 Sudáfrica fuese una sociedad satisfecha, como Huntington indicaba en su libro Political Order in Changing Societies, a menos que se utilizase un método erróneo. A favor de Huntington se posicionó, entre otros, Herbert A. Simon, Premio Turing en 1975 y Premio Nobel de Economía en 1978.

De 1986 a 1987 Huntington desempeñó la presidencia de la Asociación de Ciencias Políticas de EE.UU. Fundó el Instituto John M. Olin de Estudios Estratégicos y fue su director de 1989 a 1999. 

En 1991 Huntington publicó The Third Wave: Democratization in the Late Twentieth Century (”La Tercera Ola: la democratización a finales del siglo XX”), otro trabajo de gran impacto que fue premiado con el Grawemeyer Award for Ideas Improving World Order. Explicaba que, con la revolución iniciada en Portugal en 1974, arrancaba una tercera ola de democratización que afectó a más de 60 países en Europa, Latinoamérica, Asia y África, que abordaron una transición democrática. Quien sería su sucesor en Harvard, el director de Asuntos Internacionales, Jorge Domínguez, nacido en La Habana, interpretaba la metáfora del título como una cascada de episodios, acaecidos entre mediados de los años ’70 hasta principios de los ’90, de nacimiento de democracias y destitución de dictadores, que culminó con la caída del Muro de Berlín.

En el año 2000 publicó Culture Matters: How Values Shape Human Progress (“¿Cómo los valores dan forma el progreso humano”).

Huntington presidió la Academia Harvard para Estudios Internacionales y de Área de 1996 a 2004. Posteriormente accedió a la cátedra de Albert J. Weatherhead III, permaneciendo en Harvard más de medio siglo, hasta su jubilación.

En 1993, Huntington provocó un gran debate entre los expertos en relaciones internacionales con su artículo bajo el título The Clash of Civilizations? (“¿El choque de civilizaciones?”), publicado en la revista Foreign Affairs. Defendía que, tras la caída de la Unión Soviética, el Islam sería el mayor obstáculo para la dominación occidental del mundo y que la próxima gran guerra sería con él. De alguna manera intuyó los ataques del 11 de septiembre de 2001. Su afirmación estaba en contraposición a la de su alumno Francias Fukuyama en “El Fin de la Historia”. 

Tres años más tarde, en 1996, Huntington volcó su artículo, ampliándolo en un libro titulado The Clash of Civilization and the Remaking of World Order (”El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial”), que sería traducido a 39 idiomas. Se mantiene en ambos la tesis principal de que un conflicto violento después de la Guerra Fría no se produciría por una fricción ideológica entre Estados sino de las diferencias culturales y religiosas entre las mayores civilizaciones del mundo, de las que identificaba estas siete: Occidente (Europa y los EE.UU. o Católicos y Protestantes), Latinoamérica, Mundo Islámico, África, Países ortodoxos (con Rusia como Estado central), Indostán, Japón y Mundo chino (China, Corea y Vietnam). Huntington advertía que este cambio en la organización geopolítica tras la Guerra Fría exige que Occidente se refuerce culturalmente, abandonando la imposición de su ideal de universalista democrático y su intervencionismo militar. Y remataba su aseveración con la siguiente frase: “En el mundo que nace del conflicto étnico y de la confrontación de civilizaciones, la creencia de Occidente en la universalidad de la cultura occidental sufre tres problemas: es falsa, es inmoral y es peligrosa”.


Huntington remarcaba que la expansión de la cultura popular de los EE.UU. no significaba la difusión de sus actitudes y presagiaba el futuro con esta frase: “En algún lugar de Oriente Medio, una media docena de jóvenes con pantalones vaqueros, bebiendo Coca-Cola, escuchando música rap, entre inclinaciones hacia la Meca, ensamblan una bomba para volar en pedazos un avión de los EE.UU.”

Sobre el conflicto en Ucrania, Huntington afirmaba que el país se separaría en una parte católica: la occidental y otra ortodoxa: la oriental, tras un conflicto más violento que el de Checoslovaquia y menos sangriento que el de Yugoslavia.

Se adjudica a Huntington haber acuñado el término “Davosman”, para definir a las élites  mundiales que carecen de lealtades nacionales y ven las fronteras como obstáculos que afortunadamente van desapareciendo, convirtiendo a los gobiernos nacionales en residuos del pasado, cuya función se limita a facilitar las operaciones globales de la élite.

Cuando su salud se hizo quebradiza, se dedicó a explorar la identidad religiosa y nacional de los Estados Unidos. Y en 2004 Huntington publicó su último libro, Who Are We: The Challenges to America’s National Identity (“¿Quienes somos?: Los desafíos a la identidad nacional Estadounidense”), como reflexión académica sobre sentido cultural de los estadounidenses, como nación que floreció y seguirá floreciendo como anglo-protestante. Argumentaba que los valores latinos como "la falta de ambición" y la "aceptación de la pobreza como virtud necesaria para entrar al Cielo” son incompatibles con los ideales anglo-protestantes. 

En 2007, tras 58 de docencia en Harvard, Samuel Huntington se jubiló. En su carta de despedida dirigida al Rector de Harvard decía: “Me es difícil imaginar una carrera más satisfactoria y agradable que la de profesor en Harvard. He disfrutado todos y cada uno de los cursos desde 1949”. 

Samuel Huntington fue el autor o co-autor de 17 libros y más de 90 publicaciones académicas sobre el Gobierno de los EE.UU., la democratización, las políticas militares, la estrategia, las relaciones entre civiles y militares, las políticas comparativas y el desarrollo político.

Samuel Philips Huntington falleció a la edad de 81 años, el 24 de diciembre de 2008 en Martha’s Vineyard (Massachusetts).

MAG/20.05.2019

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